Soy un apasionado del aprendizaje, creo que mi orientación por aprender y absorber conocimiento comenzó en 2014, al entrar a la universidad.

Desde entonces he amansado un propósito de aprender cuanto me sea posible, eso me ha llevado a finalizar mi carrera, obtener mis grados de Maestría y seguir aprendiendo en el camino.

Hasta hace unos dos años (2022), como parte de mi «mentalidad de crecimiento», me di cuenta que dentro de las áreas de mejora que me había planteado había dejado una por fuera: La Salud Espiritual.

Al adentrarme de lleno a mejorar esta área de mi vida aprendí un concepto poderoso.

Excelencia – hacer lo mejor posible, todas la veces, con los recursos disponibles.

Esto me cambió la forma en que hago las cosas, no quiere decir que haga todo perfecto, pero mi intención es alejarme de hacer cosas «a medias».

Aprender a trabajar con excelencia es, si importar las condiciones externas que puedan presentarse, dar lo mejor de uno mismo en cada oportunidad que se presenta para ejercitar el músculo de la excelencia.

Dicho esto, trabajar con excelencia implica:

• Trabajar con esmero.
• Trabajar con dedicación.
• Trabajar con esfuerzo.
• Trabajar con un doble esfuerzo.

Y no quisiera que me malinterpretes, cuando digo «trabajar», no me refiero a un trabajo de 8 a 5, me refiero al actuar en cualquier sea la oportunidad de hacer las cosas con excelencia.