“El perfeccionista establece metas más allá de su alcance y luego se hunde en una sensación de culpabilidad falsa cuando fracasa.
Nuestro mundo es imperfecto, y no podemos esperar lo imposible.
El establecer metas modestas y realistas ayudará a que el perfeccionista lidie con un problema sin desalentarse.”

Esta lección que estoy profundizando al leer el libro “Liderazgo Espiritual” de J. Oswald Sanders cayó como agua en tiempo de sequía.
Esto es algo con lo que he lidiado con el pasar de los años, una lección que aprendí a fuerza de sobrepasar mis niveles de ansiedad y estrés.
Una de las técnicas para el perfeccionista es “fallar a propósito” y familiarizarse con la sensación de no hacer ls cosas perfectas, por ejemplo, yo siempre he tratado de ser un “niño 10” en mis clases, claro esto me llevo a muchas felicitaciones y oportunidades en la escuela y universidad, pero durante mi maestría decidí no buscar esto, porque era algo que aprendí a fuerza de estrés y ansiedad. Darme cuenta que no todo debe salir perfecto me ayudo a disfrutar el proceso de aprendizaje y genuinamente a disfrutar lo que hago.
No que buscar sobresalir está mal, pero debemos entender que nuestro mundo es imperfecto y hay que buscar y establecer metas modestas y realistas.
Efrain Peraza






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